sábado, 20 de febrero de 2010

Sobre la Soberanía Alimentaria

Hoy he decidido estrenarme en este mundo de blogs poniendo en orden algunas ideas sobre la situación de la producción de alimentos en este país.

El día de ayer recibimos el anuncio de que el gobierno nacional destinará la suma de 140.000.000 de Dólares estadounidenses para la compra de pollos a Argentina. Ante la noticia, un compañero twittero de acá de Ciudad Bolívar, @danielpronio, preguntaba por qué no se producían en el país.

Desde hace algún tiempo escuchamos cómo el Presidente Chávez reitera lo mucho que él se ha preocupado por garantizar la "Soberanía Alimentaria". Curiosamente, cada vez que pronuncia esas palabras suele ser en el marco de anunciar la compra de algún artículo esencial: pollos a Argentina, leche a Bielorrusia, arroz a China, etc.

Lo anterior siempre me hace pensar en una frase que muy comúnmente usa mi padre, ingeniero agrónomo y profesor jubilado de la Escuela de Ingeniería Agronómica del Núcleo Monagas de la UDO: "El que un país produzca los alimentos que consume no es cuestión de economía, sino de soberanía". Totalmente cierto. Pensemos, por un momento, en el caso de Japón. Ese país insular, con poca superficie y una gran población, no disponde de grandes extensiones de terreno para la agricultura, y menos aún terrenos aptos para cultivar arroz, el cual es un elemento fundamental de su dieta. Debido a esto, al gobierno japonés le resultaría unas 20 veces más económico importar el arroz que producirlo. Sin embargo, no lo hacen. Toda su demanda de arroz es satisfecha con producción local. Y es debido a que, por soberanía, no pueden depender de otro gobierno para satisfacer las necesidades de un producto clave de su dieta y cultura. La importación está bien en el caso de alimentos exóticos que no pueden ser producidos en forma local. Pasando al caso venezolano, importar manzanas, kiwis o salmón es perfectamente aceptable. Depender de otros países para abastecernos de maíz, leche o pollo es algo completamente diferente.

La producción agrícola en Venezuela probablemente nunca ha funcionado a plena capacidad, y los diferentes gobiernos no han elaborado, ni mucho menos seguido, un plan racional de desarrollo agropecuario. Desarrollar nuestro aparato productivo no es tarea simple ni corta. Difícil, entonces, es que veamos un plan agropecuario coherente cuando nuestros gobierno no suelen ver más allá de la siguiente elección o, en el caso de la gestión actual, más allá de la siguiente supuesta conspiración internacional, campaña de difamación mediática o intento de magnicidio. En mi revisión histórica he encontrado sólo un plan coherentemente estructurado... El que presentara el entonces candidato presidencial Renny Ottolina, quien planteaba convertir a Venezuela en una potencia agrícola en 20 años.

En la actualidad hemos sido testigos de expropiaciones de tierras y fincas, con el supuesto plan de transformar terrenos baldíos en unidades de producción. Pero la realidad es que, independientemente de que llamemos a estas tierras "Fundos Zamoranos", "Fincas Bolivarianas", "Conucos Chavistas" o Unidades de Producción Socialista, han pasado varios años del establecimiento de las primeras de estas unidades, y aún no hemos visto la primera tonelada de maíz o huacal de tomates.

Nuestra realidad es triste, y el panorama es sombrío. A fuerza de políticas mal coordinadas, planes elaborados por personas con poca o ninguna competencia en la materia, improvisaciones, expropiaciones caprichosas y pañitos de agua tibia para problemas estructurales serios, el aparato productivo nacional ha sido desmantelado, despedazado, triturado y desintegrado. Ya es probable que ni siquiera los 20 años de Renny sean suficientes para corregir la falla. ¿Por qué no se producen en Venezuela los pollos que le estamos comprando a Argentina? Simplemente porque hemos perdido la capacidad para hacerlo. Afortunadamente los gobernantes de otros países no son tan propensos a caprichos y rabietas como lo es el nuestro. ¿Se imaginan el resultado si algún día la Sra. Kirchner, en un capricho chavesiano, decidiera "no más comida para Venezuela"? Pareciera que la interpretación Revolucionaria del concepto de "Soberanía Alimentaria" es que se tiene el poder de escoger a quién le damos el poder de matarnos de hambre en caso de conflicto.

De modo que las constantes denuncias y reclamos sobre "conspiraciones del imperio" e "intenciones golpistas de los pitiyanquis" resultan absurdas. Un país que realmente quiera desestabilizar el gobierno venezolano no tiene que invadir ni malgastar una sola munición. Basta con interrumpir el suministro de alimentos y este gran país caerá sin esfuerzo, soberanía alimentaria y todo.